14 abr 2009

Festival Medieval de Tepotzotlan


Después de que el dichoso festival ha resultado un fiasco no nos queda mas que curarnos la decepción con alcohol para que valga la pena en algo haber venido hasta acá. Entonces nos damos a la tarea de buscar algún bar o cantina, para pasar el resto de la tarde.
Volteamos a los alrededores pero no se divisa algo con fachada de cantina. Hasta que se le ocurre al Nohe preguntar a un -valet parking-viene, viene-acomodador de autos -¿en donde carajos hay algún expendio de alcohol por aquí?-, el “viene, viene” le señala hacia la mitad de la calle de arriba, llegamos: “Bar Zon” dice un anuncio de plástico en la fachada, entramos, esta vació, el silencio interior nos invita inmediatamente a salir. Frente al bar el sol anuncia su caída.
-¿ahora que chingados hacemos?
-contemplar el atardecer
-¡no mames!
Lo que nunca sospechamos es que detrás del “Bar zón” existía una pulquería hundida en la clandestinidad como nuestros peores pensamientos que visitamos de vez en cuando.

Entonces, la esquina del “Bar zon”, un pasillo largo y angosto, sale un feliz compa y nos saluda efusivamente, entran un par de weyes con pinta de ceceacheros, los seguimos discretamente, el pasillo desemboca en un gran patio trasero con un gran tejado, largos tablones. Al fondo un par de cuartuchos, a la izquierda el despacho de madera-tabla, ollas de barro de a litro, el Nohe pide un pulmón, yo una caguama, y no vamos hasta el tablón de enfrente.

-Pinché festival mas pinché-
- lo bueno es que no pagamos la entrada
- ¡pinché arremeto de mierda!, venir hasta acá para nada
- no hay tos, esta chido este lugar
- ¡eso si!
- Voy a miar
- llevate la mía
- pues es la tuya wey.

Tenia que hablarle a Paola para saber en donde nos encontrábamos, ella pensaba en venir también al festival. Se me olvido hablarle. Pedimos otro pulmón y otra caguama respectivamente, el lugar se va llenando de poco a poco, mas bullicio, voces chocando unas con otras, cruzándose, retorciéndose, confundiéndose, unas con otras, ruido de fondo. Todo esta bien.

Nohe hablándome de su chamba más de una hora, me agrada escuchar sus experiencias laborales en el campo de la restauración de bienes culturales llámense “murales”.
Seguimos bebiendo, pidiendo mas caguamas, voy de nuevo a miar, cuando regreso el Nohe ya esta parlando con unos compas, Nunca agarro el hilo de su conversación, no se si porque ya estoy muy pedo o los pedos son ellos que ya no saben ni de que chingados están hablando, yo solo asiento con la cabeza y finjo interés en lo que dicen. Voy de nuevo a miar ¡pinché chela!, cuando regreso de nuevo los compas ya se han ido y el Nohe intenta levantarse para ir a miar también pero lo traiciona su equilibrio y casi cae encima de la vieja de un wey con pinta de ceceachero. El wey se alebresta luego-luego, pero sus cuates lo calman, el pinché wey también ya esta bien borracho, todos ya estamos hasta la madre, terminamos hablando de “Hocico”,de “Lacrimosa”, del pinché festival mas pinché y quedamos en vernos al día siguiente ahí mismo para boicotear el pinché festival. La verdad no pienso ir, ¡que gueva!



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